Sin lugar a dudas, la fotografía en blanco y negro tiene un encanto único. Su estilo clásico y minimalista le otorga total protagonismo al sujeto u objeto de la fotografía. Esta diáfana sencillez resulta totalmente atrayente y cautivadora y, a pesar de la falta de color, puede causar un impacto aún mayor por el contraste de este binomio de colores.
Esta simplicidad no significa que una buena fotografía en blanco y negro sea algo fácil de lograr. La dificultad viene del hecho de carecer de color para causar una impresión de calidez, detalle o textura. Una fotografía en blanco y negro puede resultar fría y plana, desdibujada y aburrida si no se toman en consideración elementos fundamentales.
Los elementos más importantes y evidentes son el blanco y el negro. Estos desbordan fuerza y energía y además son los colores base clásicos, capaces de transformar todos los demás. El blanco es, nada mas y nada menos, que la suma de todos los colores, es el símbolo de lo absoluto. El blanco da una sensación de paz, luminosidad, vacío, pureza y positividad. También puede transmitir sensaciones contrarias como esterilidad y frialdad, lo que permite su uso para muchas situaciones.
Por otro lado tenemos el negro, el representante de la oscuridad por excelencia. El negro no es mas que la ausencia total de luz y nace cuando un cuerpo absorbe todos los colores del espectro sin reflejar alguno. El negro suele ser característico de la negatividad, el miedo, lo desconocido y peligroso, pero un color en extremo clásico y elegante que también aporta seguridad.
La magia de la luz
Los fotógrafos que se aventuran a sumergirse en este arte deben tomar en consideración este fundamental aspecto. Deben recordar que solo poseen dos colores para capturar la esencia del sujeto de la foto y la luz, pero esto no los debe desanimar. La luz es uno de los elementos más fundamentales y maravillosos que ayudan a que la fotografía en blanco y negro sea un arte tan sublime.
la belleza del arte es la ecencia del arte en blancon y negro ❤❤